Cyrano de Bergerac es una obra teatral estrenada en el año 1887. Ha habido muchas adaptaciones a lo largo de los años y seguramente habrá muchas más en el futuro. ¿Por qué la historia genera tanta aceptación? La respuesta es sencilla, el amor no correspondido es un drama eterno, que siempre tiene vigencia. También el cine ha entregado varias versiones, entre las que hay que destacar la protagonizada por Gérard Depardieu del año 1990. En el año 2018, Broadway presentó el drama en un formato de musical, que obtuvo un éxito discreto. Joe Wright lo adaptó y lo llevó al celuloide. El resultado es extraño. Wright es un director muy reconocido en el ambiente. Tiene títulos de época memorables, como “Orgullo y prejuicio” o “Anna Karerina”. Sin embargo su película está lejos del nivel de esos títulos.
Para representar a Cyrano, la responsabilidad cayó sobre los hombros de Peter Dinklaje, un fantástico actor que se hizo conocido mundialmente por su actuación en la serie “Guerra de tronos”. Dinklaje hace todo bien, canta, baila y actúa maravillosamente. A tal punto de que si vale la pena mirar esta adaptación es por él. La historia cuenta el amor que siente el protagonista por su amiga de la infancia, la cual está enamorada de otra persona. Resignado a que por su apariencia física ella nunca lo va a aceptar, solo desea que su amada sea feliz, y le escribe cartas y poemas con la firma de su amante. Ella piensa que su amor es una persona culta y sensible, sin saber que es el propio Cyrano el que le profesa su amor a escondidas.